Los colores de la bandera mexicana aparecen en videos, fotos y pasquines. El material circula en las redes sociales y hoy es parte de las investigaciones para identificar a mafias que intentan posicionar el mensaje de que tienen el apoyo de carteles de México para operar.
Una de las grabaciones que está en poder de los peritos dura un minuto con seis segundos. Allí flamea la tricolor verde, blanco y rojo. Un encapuchado la sostiene al interior de la cárcel Regional del Guayas.
En otra imagen, compartida por WhatsApp, se ve los mismos colores y ahí se habla de Sinaloa. En cambio, en pasquines que la semana pasada fueron lanzados en los exteriores de estaciones televisivas apareció el nombre de Nueva Generación, en alusión al cartel del narcotráfico Jalisco Nueva Generación (JNG), encabezada por alias ‘El Mencho’.
Los agentes también rastrean los símbolos hallados en la droga decomisada en el país.
Ahora, todo forma parte de los expedientes que se abrieron tras la muerte de 79 presos en el interior de las cárceles.
Tras la matanza, Los Choneros y facciones que buscan el poder al interior de esta red difundieron más imágenes identificándose con las dos mafias de México. El personal que indaga esos hechos habló con este Diario y dice que hay indicios sobre una reconfiguración de alianzas entre bandas locales e internacionales para hacerse con el control de las rutas de las drogas en Ecuador.
¿Los carteles están en el país? Los agentes dicen que no. En decenas de expedientes abiertos por narcotráfico aparece la palabra: emisarios. La Policía identifica con ese nombre a los miembros de mafias mexicanas que llegan el país para supervisar el envío del alcaloide.
También buscan apoyos locales para ejecutar esos traslados. El extinto jefe de Los Choneros, alias ‘Rasquiña’, era señalado por dar seguridad a los cargamentos ilegales que pertenecían a Sinaloa.
El año pasado, la Policía detuvo en Manabí a una persona vinculada con JNG. En ese mismo operativo, bautizado como Aniversario, se descubrió una pista clandestina de 1 500 metros de largo, en el cantón Sucre, que se utilizaba para envíos de cocaína a México. El extranjero está procesado por delincuencia organizada.
Entre las evidencias halladas ese 22 de octubre están casi USD 25 000 en efectivo, cinco pistolas, un teléfono satelital y 446 kilos de cocaína.
Agentes de la Dirección Antinarcóticos observan que el envío de drogas a esa nación desde avionetas ilegales es frecuente, especialmente en Manabí. Eso reflejan estadísticas oficiales sobre pistas clandestinas descubiertas.
Por eso alertan sobre la presencia de más emisarios que vienen a Ecuador.
Los investigadores saben que los representantes de los carteles comenzaron a llegar con mayor frecuencia desde el 2009, aunque antes ya se registraba este fenómeno, por ejemplo, con el fallecido exmilitar Telmo Castro. A él también se lo vinculaba con los narcotraficantes de Sinaloa.
Según las investigaciones, esta vez ese grupo pactó con Los Choneros. Documentos oficiales indican que desde el 2017 también arribaron los emisarios de JNG y consiguieron un aliado: Los Lagartos.
Las bandas se disputan el control de la droga dentro y fuera de las cárceles.
Las pesquisas muestran que los carteles los usan para que también den toda la logística en las rutas clandestinas.
Además, las dotan de armamento, dinero y de tecnología. La tarea es pasar la cocaína producida en Colombia, vía terrestre, hasta los puertos de Guayaquil, San Lorenzo-Esmeraldas y Manta-Manabí. De ahí, los siguientes destinos son Centroamérica, EE.UU. y Europa.
Los oficiales a cargo de las investigaciones dicen que JNG ha iniciado un proceso de expansión en la región. La intención es aprovechar la falta de liderazgo en Sinaloa, tras la detención y el enjuiciamiento, en 2019, de su líder máximo, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Agentes advierten que para ganar las rutas de la droga desde Colombia sus emisarios buscan más alianzas. La Policía dice que por eso en Ecuador las bandas se disputan espacios para operar con los carteles.
Los agentes que tiene a cargo este caso indican que las redes locales buscan llamar la atención de esas mafias y emulan formas extremas de operar: decapitar a sus enemigos, descuartizarlos, quemarlos o colgarlos. Eso ocurrió el martes.
El Servicio de Rehabilitación ve con preocupación que 10 188 de los 39 000 internos estén en las cárceles por delitos relacionados con narcotráfico.
La entidad dice que la mayoría de ellos tiene alianzas y forma parte de redes ilegales.
Desde el 2016, las personas encerradas por drogas son la principal población carcelaria.
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