En un anuncio simultáneo, los presidentes de Estados Unidos y Cuba, dieron a conocer el miércoles 17 de diciembre del 2014, “el plan para establecer un nuevo curso en las relaciones” entre ambas naciones.
Desde Washington, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció una serie de medidas para normalizar las relaciones entre su nación y el país caribeño, luego que se informara sobre la liberación del contratista estadounidense Alan Gross, encarcelado en Cuba hace cinco años, y de otro agente estadounidense de inteligencia, quien estuvo preso en aquel país por 20 años, a cambio de tres agentes cubanos condenados en Estados Unidos por espionaje.
En su discurso a los medios, Obama declaró el fin de lo que llamó “el enfoque desactualizado” hacia Cuba. Y enumeró una serie de políticas que buscan terminar con el aislamiento hacia dicho país con “todas con las mejores intenciones”. “El aislamiento no ha funcionado” dijo Obama. “Es momento de un nuevo enfoque”.
Por su parte, desde La Habana, Raúl Castro se dirigió a los cubanos con un mensaje no menos contundente. Castro, dijo que “los progresos alcanzados en los intercambios sostenidos demuestran que es posible encontrar solución a muchos problemas. Debemos aprender el arte de convivir de forma civilizada con nuestras diferencias”.
El mandatario cubano reiteró la disposición de La Habana para “sostener cooperación en los organismos multilaterales, como la organización de Naciones Unidas”. Y aunque reconoció que “tenemos profundas diferencias en materia de democracia, derechos humanos y política exterior” afirmó que el país caribeño tiene “la voluntad de dialogar sobre todos estos temas”.
El martes pasado, ambos mandatarios hablaron por teléfono por más de 45 minutos, convirtiéndose ésta en la primera conversación sustancial a nivel presidencial entre ambos países desde 1961.
En un comunicado publicado previamente, Washington reconoció que décadas de aislamiento de Cuba por parte de Estados Unidos, no lograron cumplir el objetivo de “promover la emergencia de una Cuba democrática, próspera y estable”, y que en ocasiones, la política estadounidense hacia Cuba “aisló a Estados Unidos de sus socios regionales e internacionales, restringió nuestra capacidad para influir en medidas del hemisferio Occidental”.
“No podemos seguir haciendo lo mismo esperando un resultado diferente”. “Hemos elegido cortar el ancla del pasado, porque es absolutamente necesario lograr un mejor futuro: para nuestros intereses nacionales, para el pueblo estadounidense y para el pueblo cubano”.
Obama agradeció al papa Francisco por su ayuda en las negociaciones con Cuba, así como al gobierno de Canadá, donde se realizó el diálogo y al grupo bipartidista de legisladores de Estados Unidos que participó en éste. “Todos somos americanos”, dijo en español el mandatario estadounidense.
Por su parte el Sumo Pontífice felicitó a ambas naciones por la decisión tomada y el Vaticano anunció que está dispuesto a ayudar a fortalecer las relaciones entre Cuba y EE.UU.