El caso Sobornos 2012-2016, que involucra al expresidente Rafael Correa por el delito de cohecho, fue citado como ejemplo de investigación anticorrupción en la región durante un foro organizado por la ONG Americas Society/Council of the Americas, con sede en Nueva York, Estados Unidos.
La charla, realizada ayer, se tituló ‘El futuro de la lucha contra el lavado de activos en América Latina’ y contó con la participación de la fiscal general, Diana Salazar, como panelista.
Ella aludió al caso cuando el moderador, Roberto Simon, le preguntó cómo allí se habían usado las nuevas técnicas de investigación que están ayudando a la comunidad internacional a combatir el crimen del lavado de dinero.
Salazar indicó que se había usado la cooperación eficaz, y explicó que había permitido conocer a través de “las personas que forman parte de estas bien complejas estructuras” cómo se desarrollaban las actividades.
Ante el público describió el caso como una “trama de corrupción” que funcionó basada en una organización que se encargaba de recibir “dinero ilícito” proveniente del sector privado a cambio de obtener contratos con el Estado.
Precisó que esta estructura operó durante los diez años del gobierno de Correa y que los ‘aportes’ no solo financiaban las campañas electorales del partido oficialista, sino también “las inauguraciones, los cumpleaños, el transporte en aviones, las tarjetas de crédito”.
Salazar destacó: “Es la primera vez que en el Ecuador vamos a iniciar con este juicio que arrancará el 10 de febrero”.
El próximo lunes será la audiencia de juicio, y la Fiscalía General deberá presentar ante un tribunal de la Corte Nacional de Justicia las pruebas anunciadas en contra de las 21 personas que acusa.
Ayer durante el conversatorio, Salazar también habló sobre otros casos de lavado de activos en el país: el de la FIFA y el de los papeles de Panamá.
Sobre este último, el moderador le preguntó si el referéndum que prohibió a los funcionarios públicos y candidatos tener cuentas en paraísos fiscales fue positivo; ella contestó que desconocía “cuán efectiva” había sido la medida, porque “el crimen va cambiando”.