Inicio Redacción SIXTO DURÁN BALLÉN, EL PRESIDENTE QUE DESPERTÓ EL CIVISMO EN LOS ECUATORIANOS

SIXTO DURÁN BALLÉN, EL PRESIDENTE QUE DESPERTÓ EL CIVISMO EN LOS ECUATORIANOS

1793
0

El Arquitecto Sixto Alfonso Durán Ballén Cordovez, fue presidente del Ecuador entre el 10 de agosto de 1992 y el 9 de agosto de 1996.

 

Su gobierno estuvo marcado por varios factores políticos y económicos como la Guerra del Alto Cenepa, en el cual fue su actor principal; la crisis eléctrica, frente a la cual tuvo que implementar varias medidas como la conocida “hora sixtina”. Adicional a ello, tuvo que afrontar duros momentos políticos como el juicio político al vicepresidente de ese entonces, Alberto Dahik

 

Al gobierno de Sixto Durán Ballén se le reconoce principalmente como el régimen que inició la modernización del Estado; sin embargo, se dieron otros factores importantes como la apertura de diálogo con los pueblos indígenas (Implementación de una Asesoría de Asuntos Indígenas); la creación del Fondo Social de Emergencia (FISE), que dio asistencia a centenares de comunidades pequeñas en todo el país. Se creó también la Asesoría Ambiental a nivel Presidencial, que sirvió de impulso para la creación del Ministerio de Medio Ambiente.

 

El arquitecto Durán Ballén compartió y respondió algunas inquietudes planteadas por revista La Verdad.

 

Arquitecto en su gobierno la oposición vino no de sectores alejados ideológicamente sino de la propia tendencia ¿Cómo entender eso?

Vale la pena que yo señale que durante los cuatro años de mi gobierno, tuve una permanente oposición del Congreso Nacional, eso hizo que mi mandato fuera sumamente delicado, molestoso a veces. Acabo de publicar un libro en donde señalo sobre todo lo que se hubiera podido hacer durante esos cuatro años, de no haber sido por la permanente oposición obstruccionista del Congreso del Ecuador. Creo que lo que se hizo fue contra viento y marea.

 

20 años más tarde ¿cuál es su análisis sobre el conflicto armado con el Perú? ¿Cómo fueron esos momentos en el ámbito de su gobierno y cómo estaban las relaciones con las autoridades externas de aquel entonces?

Para contestar esta pregunta primeramente deberíamos situarnos en 1994. A fines de aquel año se llevó a cabo en Miami la Primera Cumbre de los 34 países que formamos la América, las antiguas colonias británicas ya habían tenido independencia, ya eran tan país como cualquiera de los otros.

En diciembre de 1994, fue la primera ocasión que nos reunimos los mandatarios de los 34 países, algunos de ellos, donde no existe la presidencia como muchas de las antiguas colonias europeas, había un Primer Ministro, entonces bien sea Presidentes y Primeros Ministros en algunos casos, asistimos los 34 países, la reunión fue entre el 9 y el 11 de diciembre de 1994.

 

En esa reunión hubo una gran camaradería, era la primera vez que nos reuníamos  todos, porque hasta ese momento había los organismos que formábamos la Organización de Estados Americanos (OEA), que inclusive Cuba hasta ese momento eran 21 y fuera de esas reuniones nunca había habido una reunión de los 34 países de la América. El evento contó con la asistencia del presidente Fujimori del Perú como era lógico, en la agenda que se llevó a cabo en Miami se acordó una serie de compromisos hemisféricos, acordamos varios puntos de los cuales posiblemente el principal es que cualquier diferencia que hubiera entre los países del hemisferio lo resolveríamos con el diálogo, inclusive con la presencia si es necesario de todo el grupo.

 

Doy este antecedente porque precisamente al mes, el 9 de enero de 1995 en la zona no demarcada había una línea de tierra de nadie  entre el último hito que habíamos aceptado con el Perú el 28 de noviembre hasta Cóndor Mirador, era una línea imaginaria que suponía era tierra de nadie y a lado y lado había los destacamentos de los dos países. Entre los documentos que teníamos vigentes para ese momento había una especie de instructivo de lo que debíamos hacer ambos países si es que en algún momento había una situación que podía originar algún conflicto.

 

Cuando vimos que este encuentro ocasional entre grupos armados de los dos países no era normal sino algo más serio, yo llamé a los cuatro países garantes (Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos), para pedirles que de acuerdo a lo establecido intervengan para que el proceso bélico no continuase. Yo llamé a los cuatro garantes, les expliqué lo que estaba pasando, la seriedad que había frente a los encuentros, todavía no había bajas en ninguno de los dos lados, pero a los pocos días regresaron los embajadores de los cuatro garantes a decirnos que al igual que había sucedido en años anteriores deberíamos tanto Ecuador y Perú retroceder 8 kilómetros en toda dirección para evitar nuevos enfrentamientos. La contestación que yo les di a los garantes era que esta vez no íbamos a retroceder; hasta tanto, de esas cosas espontáneas, se había formado un grupo enorme de conciudadanos en la Plaza Grande y me pedían que yo salga a hablar, a explicarles y les conté al pueblo ahí congregado frente a Carondelet que yo había tomado esta decisión personal, hago énfasis en esto de personal porque para aquello no consulté yo ni siquiera con el Ministro de Relaciones Exteriores ni tampoco con el Ministro de Defensa, porque yo me suponía que si es que ponía a consulta esto iba a pasar a un comité a otro y que la cosa se alargaría y como yo los había llamado como garantes no como amigos hasta ese momento, los anteriores presidentes con una u otra variedad no habían querido llamarlos como garantes sino  como amigos, yo los llamé como garantes. Hago aquí un paréntesis, algún momento que el presidente Menem de Argentina comentaba este llamado mío él me dijo que yo había hecho bien en llamarlos como garantes y no como amigos, porque él dijo “como amigos ya estamos hasta aquí de lidiar con ustedes, como garantes estamos obligados”. Entonces yo salí al balcón de la Plaza Grande y les informé que había tenido la visita de los garantes y que me habían pedido que yo retroceda al igual que el Perú 8 kilómetros en toda dirección y que yo les había dicho que esta vez no vamos a retroceder, que este ha sido el modo tradicional como el Ecuador ha ido perdiendo territorio, cada vez alguien intervenía, nos retiramos de buena voluntad unos y otros y al poco tiempo el Perú estaba ocupando nuestro sitio, les dije esta vez no vamos a retroceder, entonces el pueblo comenzó a decir ¡Ecuador Ecuador! Entonces a mí me salió creo que del alma aquella frase y les dije esta vez “no vamos a dar ni un solo paso atrás” esa es la frase completa, y la gente comenzó a repetirlo, se volvió un slogan nacional, creo que ello ayudó a mantener un espíritu nacional y hasta el día de hoy gente que me identifica en la calle me dice “ni un paso atrás” presidente, inclusive las nuevas generaciones de jóvenes si me encuentran en la calle me recuerda y dicen “ni un paso atrás”. Eso significó en aquel entonces que todo el país se movilizara para respaldar esta decisión mía, este pedido mío, esta orden mía como mucha gente dijo y, cuando pocos días después de esto me avisaron que había las dos primeras bajas ecuatorianas, un cabo de apellido Pilco y un sargento de apellido Chimborazo, yo me sentí culpable sinceramente, sabía que por mi decisión los habían mandado, pero sabía que era una decisión que como Primer Mandatario debía tomarla, así lo interpreté y hasta el día de hoy lo identifico. Esos son los antecedentes, ya después vino todo el proceso, varios eventos, unos más importantes que otros.

 

Arquitecto, algo interesante dentro del proceso es que usted logró reunir a los expresidentes para defender la tesis del Ecuador en la guerra del Cenepa ¿Considera que eso es un hecho histórico?

Yo convoqué a los presidentes y vicepresidentes que estaban todavía con vida, de ellos asistieron prácticamente todos, el presidente Borja estuvo, el presidente Febres Cordero, estuvieron varios expresidentes, el coronel Varea, el señor Parodi, vicepresidente del Dr. Borja el Dr. Zavala, ex presidente del Dr. Velasco Ibarra; en fin, varios altos exfuncionarios vinieron a mi cita, almorzamos juntos con el grupo, me apoyaron en todo, todo el mundo me ofreció respaldo, no hubo ninguna situación opuesta en ese momento, de manera que ya de ahí en adelante hasta pocos días después del cese al fuego, hubo una unidad nacional como creo que nunca había habido en el país.

En el Congreso Nacional de aquel entonces en donde usted contaba con una férrea oposición, el expresidente de esa entidad, Heinz Moeller salió con una comitiva de la oposición a defender la tesis del país. ¿Esa también era una práctica de la democracia?

Muchos de los miembros de otros partidos de oposición efectivamente participaron en comisiones, yo desplegué algunas comisiones, unas de ellas presididas por algún miembro del Gobierno como el caso del vicepresidente Dahik que fue a Colombia y entre los miembros de estas comisiones había miembros prácticamente de todos los partidos, gente del MPD, gente del Partido Socialista, gente del grupo de Bucaram, en fin hubo una unidad total del país y fue muy interesante la unión de los ecuatorianos. Demoró algunos meses el proceso bélico hasta que vino el cese al fuego a partir del encuentro del 12 de enero por disposición de las Fuerzas Armadas.

 

Yo no viví propiamente en Carondelet, pero esos 70 días yo los pasé ahí,  yo no sabía ahí cuándo era de día o de noche si era lunes o viernes, si era fin de semana o no porque estábamos pendientes. Había momentos en que había reuniones de casos de urgencia, nuevos incidentes en la frontera, de manera que fueron 70 días hasta que vino el cese al fuego.

 

Coméntenos sobre la hora Sixtina implementada durante el proceso de estiaje

Cuando se empezó a dar ese fenómeno yo dije hay que volver a poner en marcha los equipos que se adquirieron cuando yo era alcalde en la Carolina y en Monjas, pero resulta que en el gobierno anterior habían vendido esos equipos, no existían; de manera que yo tuve volver a acudir a la solución inmediata que eran las térmicas y continuar con los procesos hidroeléctricos como eran Daule-Peripa etc., de manera que fue un período muy duro para mí, eran las primeras semanas de mi gobierno.

 

A pocas semanas de que se presente esta nueva situación por falta de energía por los veranos, había tenido yo el 3 de septiembre la toma de medidas para poder recuperar el crédito internacional. Vale la pena recordar que en el Gobierno de Febres Cordero se había suspendido el pago de capital de la deuda externa, se pagaba solo el interés y que en el período del doctor Borja se habían suspendido ambos pagos; en algún momento hubo pagos parciales para él también copar algo de su problema pero yo tuve que volver a recurrir a los casos térmicos.

 

Se hicieron varias instalaciones en el país, que hasta que se puedan continuar los procesos hidráulicos dieron un respiro. Con la gravedad en el mes de octubre, noviembre, con las sequías en todo el país, yo me acordaba que en muchos países del mundo, inclusive nuestro vecino había lo que hay en todas las partes del mundo se conoce como la hora de verano, yo decidí para que la sierra sobre todo tenga una hora más de luz, para llevar a cabo el adelanto de la hora, establecer la hora de verano y eso lo bautizó el pueblo de “la hora sixtina”.

 

La hora sixtina funcionó durante cinco semanas en que se logró ahorrar un 7 por ciento de energía, no parece mucho 7 por ciento pero significaba algo, pero me vi obligado a suspenderlo pues cuando había alguna violación temprano de chicas que iban al colegio ¿culpa de quién? del presidente Sixto. Sin embargo lo curioso fue que después de que levanté la hora sixtina, tuve la protesta de los deportistas, porque esa hora les daba más tiempo para jugar fútbol, para jugar basquetbol para lo que sea, nunca uno puede contentar a todos.

 

¿Cómo mantener encaminada la economía en un período de guerra y con una fuerte crisis energética afrontada por el país producto del estiaje?

Yo creo que aparte de lo que fue una permanente oposición del Congreso, excepto en el período de la guerra en donde hubo la unidad de todo el mundo, que no duró mucho tiempo pues poco después ya estaban pidiendo mi cabeza; pero el hecho de que por un lado pusimos estas nuevas medidas de tipo económico que reconozco fueron duras, pero que significaron reestablecer la posibilidad de renegociar créditos externos e internos, la posibilidad inclusive de conseguir que muchos de los préstamos que había de país a país se los condone. En ese sentido, debo destacar que el endeudamiento de mi gobierno fue apenas del 3%.

 

Una de las formas de solucionar el aspecto económico era tratando de ponernos al día y para ello había que renegociar la deuda externa anterior, ello se logró en buen tono y al poco tiempo recuperamos el crédito, a partir de esos momentos comenzó a haber una recuperación; para el año 1994 el país ya estaba con un crecimiento cercano al 5%, no lo digo yo, véalo usted en documentos que hay de la época y aún con el esfuerzo de la guerra, el crecimiento del último año fue del 1.8%, es decir no hubo déficit en ningún de mis cuatro años precisamente por el buen manejo dado.

 

Por un lado tomamos medidas para reducir el gasto público, una de las medidas que hicimos  fue comprar renuncias, a nadie se le perjudicó, al que quería irse le comprábamos su renuncia pagándole lo que tenía derecho, sin discutirlo y en suma dentro de mis cuatro años logré disminuir el aparato estatal en 73 mil cargos que no los necesitábamos, yo había tenido una experiencia similar como alcalde, cuando yo llegué a la alcaldía había en la Secretaría del Consejo de Quito 25 personas, yo lo dejé con ocho, no se necesitaban más, entonces para mí el nombrar a los ministros era en base a lo que podían y debían hacer y no como premio político. En mi gabinete tuve inclusive gente de oposición, gente que no había sido partidaria mío, pero que eran capaces, dos o tres de los ministros que habían estado a favor de otros candidatos pero no me importó y curioso, junto de ese grupo de los que no eran cupo político era de los que más duraron y le voy a dar nombres, Mariano González en Agricultura, duró los cuatro años, él no fue partidario mío, después hemos sido grandes amigos, pero yo había visto su récord en el Ingenio, sabía de la buena labor entonces yo dije este es el hombre para el Ministerio; el otro, Paco Albornoz, él había sido de otros partidos, había trabajado conmigo desde Obras Públicas, el otro fue Alfredo Corral Borrero quien tampoco fue parte de mi partido pero fue un gran ministro, yo siempre dije que era el ministro más popular, el cuarto es Pedro López, ministro de Obras Públicas.

 

¿Cómo financió usted el Presupuesto General del Estado?

Básicamente es que yo no excedí en el gasto público y más bien yo reduje el aparato público.

 

Recordemos que cuando yo tomé posesión eran doce los ministros, yo solo nombre dos más, en la Cartera de Información y Turismo que nombré a Zambrano de Manabí que murió después y lo reemplazó Carlos Vera primero y después Armando Espinel. El otro ministerio fue el de Desarrollo Urbano y Vivienda que era un ministerio que había tratado crearlo cuando estaba trabajando con Febres Cordero en Vivienda, yo creía que estaba dividida la parte de desarrollo urbano, una parte en el Ministerio de Gobierno, otra parte en el Ministerio de Salud y teníamos casos como que en una ciudad la parte de agua potable estaba haciendo instalaciones de agua donde no había gente y la Junta de Vivienda hacía viviendas donde no habían servicios. Entonces yo cree el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda y lo puse ahí a Albornoz que fue un gran ministro, y logramos uniformar para que se trabaje, esto significó el aumento de dos ministerios pero no el ingreso de nueva gente sino que se trasladó ahí a personas que estaban en otras dependencias para que trabajen conjuntamente. Por ejemplo toda la parte de avalúos y catastros lo hacía el Ministerio de Finanzas y afectaba a la parte de los municipios que dependían del Ministerio del Interior y Gobierno y así por el estilo. El hecho es que hubo seriedad en el manejo económico lo que permitió reabrir de inmediato los créditos de parte del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, estábamos dando las medidas de carácter administrativo y económico tendientes a fortalecer al país y no al Gobierno.

 

¿Qué precio del petróleo manejó usted?

El precio del petróleo en algún momento bajó sobre los 10 dólares y los precios más altos que tuvimos fueron a 17,50 y aquí algo que tiene que ver con este tema; yo hice dos consultas al Congreso Nacional, en la primera consulta de las siete preguntas me aprobaron seis, y una de las seis que aprobaron es que el Congreso no maneje el Presupuesto del Estado, para fines del 1994, ya con esta aprobación de la Legislatura, yo presenté mi Proforma para el 1995 y en el Congreso comenzaron a retacearla, yo en las pocas veces que salía en televisión para decir algo hice una advertencia al Congreso y dije: “si ustedes me retacean el Presupuesto yo no sanciono la Ley de Presupuesto. Y entrará por el Ministerio de la Ley”, entonces ellos me enviaron una Proforma con el precio máximo del petróleo de diecisiete dólares y fracción; ellos en el Congreso para tener numéricamente mayores partidas, lo pusieron a diecinueve, era inflar artificialmente, nunca llegó a diecinueve ni siquiera a dieciocho, entonces yo veté la Ley y el dos de enero se publicó, eso nos salvó para 1995 porque en la Guerra del Cenepa, sin necesidad de consultar, pude hacer cambios de partida para poder copar con algo un imprevisto como fue la guerra, es un claro ejemplo que puedo dar en el ámbito económico.

 

¿Arquitecto sigue fumando sus puros?

Bueno, tengo los pulmones claritos, además son los puros de la suerte ¿recuerda los partidos de la selección? (Risas).

 

En el ámbito local, actualmente está en debate la construcción del Metro de Quito, ¿usted como exalcalde transformador de la Capital en la década del 70 considera viable la construcción del Metro?

Sobre este tema podríamos programar una reunión porque es mucha la información que tengo al respecto, sin embargo quiero comentar que en mi tiempo se hicieron ya dos estudios sobre el Metro de Quito.

 

Yo estoy convencido que la construcción del Metro para Quito es la solución, lo que no estoy convencido es la solución que han hecho. No se trata de ir recogiendo público por aquí y por allá, un metro tiene que ser lo más directo posible y a los abastecimientos darle la alimentación lateral. Por ejemplo, cómo es posible la construcción de una estación en La Alameda, que de ahí se suba hacia la Universidad Central y se vuelva a bajar nuevamente al Ejido, de esa forma se alarga en casi dos kilómetros la vía, ¿por qué? por coger la gente de la Universidad Central. Otro caso, el metro termina en el Labrador y yo creo que debieron haber llegado hasta la Avenida del Maestro porque en el sector vive clase media que son los que van a poder pagar ese servicio. Cuando Barrera anunció este proyecto yo le llevé los estudios y le llevé lo que yo le decía la línea número dos que era partiendo desde Miraflores arriba en la Occidental hasta Tababela utilizando el derecho de vía del Ferrocarril, sin que haya expropiaciones.

 

Escuché que usted visitó a Isidro Ayora poco antes de su muerte y que él le dijo “Sixto tú vas hacer presidente”

Bueno, recordemos que mi padre fue ministro de Hacienda del doctor Ayora, cayó con el gobierno en el año 31 y al presidente Ayora yo lo había conocido desde muy niño. Años más tarde el Dr. Ayora me pidió que haga el avalúo de sus bienes para la división entre la familia, entonces yo hice todo el avalúo sobre la hacienda, las propiedades, en fin, de tal manera que había una muy buena relación con él; lo irónico es que la esposa falleció primero y él volvió a heredar de su esposa, la que suponía que iba a ser la viuda, pero no fue que yo lo visité sino más bien el hijo Pepe que ya murió también, Pepe fue a visitarlo y le llevó un recado mío a Los Ángeles, cuando murió doña Laurita, el Dr. Ayora se fue a vivir con su hija en California que también se llamaba Laurita y yo le encargué a Pepe un saludo, entonces él fue que después de preguntarle sobre el estado de salud entre otros temas, le había dicho y bueno ¿cómo le va a Sixto? era mi primera campaña, entonces el Dr. Ayora había hecho el comentario “Sixto será un gran presidente”, me vaticinó pero no para ese período.

 

Finalmente arquitecto ¿Cuál ha sido su relación con el ex vicepresidente Dahik en los últimos años?

¿Me preguntas sobre cuál es mi relación con el exvicepresidente? Pues déjame comentarte que él viene a verme mañana, es algo que ya le podré comentar en un futuro.

 

Datos importantes:

Actualmente, el expresidente es el político activo mayor del Ecuador con 93 años.

 

Fue el actor principal en la Guerra del Cenepa en 1995 durante la invasión del Perú en el conflicto limítrofe en Tiwintza. Una de sus frases memorables fue “Ni un paso atrás”, dicha públicamente, luego de que los garantes del conflicto pidieran un retroceso de los hitos en la frontera con Perú, durante el Conflicto del Cenepa en 1995.

 

En 1995 se vio forzado a pedir la renuncia de su vicepresidente, Alberto Dahik, luego de poner en peligro la estabilidad de su gobierno tras la acusación de corrupción a Dahik por miembros del Partido Social Cristiano.

 

Fue Ministro de Obras Públicas en el Gobierno de Camilo Ponce Enriquéz entre 1956 y 1960. El presidente Lasso le encargó el proyecto de reconstrucción de la ciudad de Ambato luego del terremoto.

 

Fue alcalde de la ciudad de Quito del 1 de agosto de 1970 hasta el 16 de febrero de 1978. Su obra principal los túneles que conectan el sur con el norte de la capital.

 

Ha sido concejal y diputado de la República en varias ocasiones.

 

Fue embajador en Londres durante el gobierno de Gustavo Noboa.

 

Dedica tiempo a la Filatelia (coleccionista de estampitas).

 

Es melómano: admira la música clásica y tiene una de las más grandes colecciones de discos de música clásica en Quito.

 

Durante muchos años, Durán Ballén conducía un programa de música clásica en Radio Bolívar de Quito (96.5 FM, hoy desaparecida).

 

En 2007, Durán Ballén volvió a la radio, presentando un programa de música clásica en Radio Clásica de Quito (1110 AM).

 

Anécdotas:

Durante la campaña electoral que lo llevó a Carondelet en 1992, fue preguntado por un periodista si tenía la fortaleza para manejar el país a su edad. El candidato retó al periodista a hacer 20 flexiones de pecho, Durán Ballén realizó sus 20 y 10 que no alcanzó a hacer el periodista que le preguntó.

 

En el Salón Amarillo (o Salón de los Presidentes) del Carondelet donde están ubicados los retratos de todos los presidentes constitucionales, Sixto Durán Ballén e Isidro Ayora aparecen sentados, mientras los demás están de pie en los retratos.  (I)

 

Por: Cristian Bravo