Trabajadores, indígenas, padres de familia, mujeres, campesinos y jubilados, marcharon el día de ayer, en diferentes ciudades del país, en rechazo a las enmiendas constitucionales anunciadas por el Gobierno. Ellos reclamaban impuestos, el alza de precio de pasajes, reforma al Código de Trabajo, reelección, hasta el plan de uso de cocinas de inducción.
La marcha pacífica convocada por el Frente Unitario de Trabajadores, se replicó en al menos otras cinco ciudades (Guayaquil, Cuenca, Loja, Portoviejo y Machala).
La mayor concentración fue en Quito, en la que intervinieron sindicatos, indígenas, médicos, mujeres, estudiantes, quienes caminaron por casi dos horas, desde la Caja del Seguro hasta la Plaza San Francisco donde llegaron a una tarima con pancartas que expresaban “Unidad de clase contra las reformas gobiernistas”.
Entre los manifestantes estaban las asambleístas Lourdes Tibán y Magaly Orellana; Alberto Acosta, expresidente de la Constituyente; los exministros Gustavo Larrea y Diego Borja.
El presidente de la Conaie, Jorge Herrera, indicó que la confederación permanecerá de pie junto a las organizaciones sindicales para reclamar una política agraria integral a favor de los agricultores, la liberación de dirigentes presos, una reforma laboral consensuada.
Herrera advirtió que esta es la tercera movilización y que si el régimen no revisa las políticas impuestas hasta ahora, “ya verá que levantaremos el pueblo a futuro, por eso es importante la unidad”.
El presidente de la República, Rafael Correa, horas antes de llevarse a cabo las marchas, las minimizó y dijo que quienes las convocaron son “los mismos de siempre”, “los perdedores de las urnas”, “los tirapiedras del MPD”.
En una entrevista en Tena, indicó que se trataba de dirigentes que se nombran “representantes de los trabajadores, de la sociedad civil, de los indígenas, de los marcianos” para intentar imponer sus propuestas, pero como el Gobierno no las acepta, buscan desestabilizarlo. (I)