Un hecho positivo complicó la elaboración de este artículo: una impensada dificultad de hallar a una persona en Guayaquil que recientemente se hubiera contagiado de COVID-19. Algo que hace un año hubiera parecido imposible, pues más bien en el país se sucedían un estado de excepción tras otro, debido a la alta incidencia de infectados, hospitalizados y fallecidos.
No. La pandemia no ha terminado todavía, pero las cifras mantienen una tendencia a la baja, conforme ha ido avanzando el proceso de vacunación. De hecho, según han indicado las autoridades y corroboran los testimonios de ciudadanos, la mayoría de esos casos se relaciona con no vacunados.
Así lo reconoce José Cattán, de 61 años, quien vive en una ciudadela de La Puntilla, en el cantón Samborondón. Él se contagió a mediados de agosto. Lo estima por el tiempo en que sufrió los síntomas, pues no tiene certeza del día ni la forma en que contrajo el coronavirus.
Afirma que desde el inicio de la pandemia mantuvo las medidas de bioseguridad. Al punto que su esposa e hija se contagiaron en marzo pasado, pero él no. Sin embargo, reconoce que no haberse vacunado todavía y la presencia de variantes más contagiosas, pudieron haberlo vuelto más vulnerable.
Aclara que no cree en los prejuicios alrededor de las vacunas, sino que simplemente había decidido esperar “hasta ver qué pasa” con los fármacos.
A pesar de su edad y de sumar varias operaciones anteriores, el no sufrir de diabetes ni hipertensión, y la actividad física que practicaba fueron factores a su favor. Recibió el alta médica el 4 de septiembre, pero aún tiene que hacerse exámenes médicos de control.
Por la misma época se contagió el actor Andrés Crespo, de 50 años. Él lo atribuye a que días antes estuvo dedicado a cuidar a un menor que tenía el virus, pues no estaba vacunado (la inmunización a la población menor de 15 años comenzó a mediados de septiembre).
El diagnóstico fue un alto grado de carga viral alta. Pese a ello, y aunque sufrió un cuadro inflamatorio, no requirió hospitalización. Citando a su médica, dice que lo ayudó la vacuna de Johnson & Johnson que se puso en mayo en EE. UU.
Después de haber superado la parte crítica de la pandemia sin infectarse; y observando las medidas de bioseguridad por convicción y porque así lo exigen los protocolos en su actividad, no esperaba contagiarse a estas alturas.
“Fue una cosa rarísima. Fue una cadena: una persona no se había vacunado, contagió a otra, esta a otra y esta me contagió a mí. Fue una persona que no se había querido vacunar, pudiendo hacerlo”, reitera.
A su criterio, su caso es una prueba más de que las vacunas funcionan. Y de que hay que mantener las prevenciones. “A estas alturas ya la gente sabe que hay que cuidarse y cómo hay que hacerlo”, insiste.
Tres grupos, los que más se contagian
El grupo de 20 a 49 años se mantiene como el que más se contagia de COVID-19 en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), dice la directora local de Vigilancia Epidemiológica, Katherine Olaya. Le siguen los de 50 a 64 años; y los de 65 en adelante, en su orden.
Acota que, por sexo, el índice de contagiados es parejo entre hombres y mujeres. Pero como el virus es comunitario, ahora es difícil hallar un patrón sobre dónde o cómo se produce la transmisión.
https://www.expreso.ec/guayaquil/casos-covid-19-asocian-vacunados-114307.html