En el cantón Palora, en Morona Santiago, se concentra la mayor producción de pitahaya del país. Esa localidad amazónica de unos 7000 habitantes tiene 2000 hectáreas de las 2223 que se registran en Ecuador.
Desde hace dos años, la fruta de Palora tiene la Denominación de Origen, que da al producto un sentido de identidad y pertenencia únicos. Es el quinto producto ecuatoriano con este reconocimiento.
Los productores refieren que la denominación de origen ha ayudado a promocionar más la pitahaya como una fruta exótica, propia de esta zona amazónica, algo valorado en algunos mercados extranjeros, donde los consumidores desean conocer de dónde proviene.
Según datos del Ministerio de Agricultura, durante el 2019 se exportaron 7499 toneladas de la fruta, que generaron $ 44 048 454. La pitahaya tiene variedades roja y amarilla, que es característica por su dulzura y generoso tamaño.
Pero este año las exportaciones no han estado exentas de los estragos generados por la pandemia del COVID-19. Los productores indican que hubo problemas para enviar la fruta y una caída de los precios, pero el impacto no ha sido tan drástico. Entre enero y junio se enviaron al exterior 7438 toneladas, que dejaron $ 36 438 237.
Santiago Báez, ejecutivo de Pukuna, que produce y exporta pitahaya, señala que a inicios de la pandemia en Asia la demanda disminuyó en ese mercado. Cuando la demanda comenzó a reactivarse en marzo, en cambio, en Ecuador comenzó la emergencia. “Esto afectó al precio de la fruta tanto en Asia como en Estados Unidos”, asevera Báez.
El precio de la fruta cayó a 2,5 y 3 dólares el kg, cuando el año anterior, en este mismo periodo, se encontraba entre 5,5 y 6 dólares el kg.
Por otro lado, los costos aéreos casi se duplicaron y eso ocasionó que se tenga que sacrificar el precio de la fruta. Actualmente los precios de aerolíneas han bajado, pero siguen por encima del valor normal.
“Esperamos que los precios de las aerolíneas se vayan normalizando hasta fin de este año y que el precio de la fruta retome su curso normal”, indica Báez.
Freddy Procel, de la finca Procel de Palora, coincide en que los precios en los mercados, especialmente en Asia, se han visto afectados por la pandemia, pero agrega que a pesar de esas dificultades siguen exportando.
Esta finca produce 500 toneladas por año y sus principales mercados son Hong Kong, Canadá, Estados Unidos y Singapur.
Las exportaciones de esta empresa estuvieron casi un mes paradas por precaución, pero reactivaron la actividad con medidas de bioseguridad.
A pesar de la dificultad en los precios, las inversiones continúan en el sector. En los dos últimos meses, Pukuna invirtió en la siembra de tres nuevas hectáreas y está en proceso de compra de 8,5 hectáreas en producción.
Adicional está en busca de financiamiento para la siembra de 50 hectáreas de pitahaya roja. El plan de Pukuna, que exporta a Hong Kong, Malasia, Singapur, Estados Unidos, es llegar al mercado europeo.
Dentro de los productos agrícolas no tradicionales que el Gobierno intenta potenciar está precisamente la pitahaya, junto a la uvilla, aguacate, mora, quinua, malanga, camote, tomate de árbol, entre otros.
Los competidores de Ecuador en este negocio son: Colombia, Honduras y Nicaragua. (I)
China, el mercado pendiente para la pitahaya
Los chinos aprecian la pitahaya por su valor nutricional. Unos le atribuyen beneficios para la parte digestiva. Y aunque ese es un mercado potencial para la pitahaya amarilla de Palora, su acceso no ha sido posible.
Productores consideran que falta una mayor gestión y seguimiento a la apertura de este mercado.
El Ministerio de Agricultura esgrime que una de las razones por la cual no se ha concretado el ingreso de la pitahaya al mercado chino es por los estudios de plagas de riesgo para ese país.
“De momento se sigue trabajando en estos estudios para demostrar que la pitahaya ecuatoriana no tiene la mosca de la fruta, que es la plaga que más preocupa a China”, indica esa cartera de Estado.
Otro mercado atractivo para los productores es Perú, donde informalmente se envía la fruta por el buen precio que recibe. (I)