Este exsecretario de Estado con amplia experiencia en el mundo de las finanzas, cree que aún hay tiempo para corregir las equivocaciones y enfrentar la crisis.
“La dolarización es más popular que los gobiernos de turno”, señala el exministro Carlos Julio Emanuel, durante un breve repaso a la economía del Ecuador, en la actual época de Revolución Ciudadana y crisis por la caída del precio internacional del petróleo.
Desde su visión, el experto económico destaca la estabilidad económica del país gracias a la vigencia del dólar norteamericano. Incluso da cuenta de las cifras macroeconómicas que imperan en el país antes y después de la llegada del sistema en los años 1999-2000.
Por todo lo que este sistema ha constituido para la estabilidad de un país, sostiene que “la dolarización es más popular que cualquier gobierno y es una medida ampliamente democrática”.
“El Ecuador está enfrentando una crisis económica, eso se debe fundamentalmente, a que durante en los últimos 8 años, el Gobierno ha privilegiado la inversión pública sobre la privada, y la inversión pública está fundamentada en los altos precios del petróleo, mientras que el gasto con relación al Producto Interno Bruto (PIB) era del 22% hasta hace 8 años, hoy es el doble, es decir, 45%”, explica.
En ese orden, Emanuel habla que el modelo actual está gastado porque privilegió lo público y no dio espacio a lo privado.
“Ese modelo basado en el precio del petróleo, ahora está agotado con la caída de los precios del crudo. Hoy en día, el Gobierno tiene un déficit de recursos muy fuerte, ha aumentado el gasto público significativamente y eso ha sido financiado aparte de los ingresos tributarios y petroleros, con endeudamiento externo, especialmente con China. Esos años de vacas gordas han terminado y Ecuador está enfrentando esa historia bíblica de los años de vacas flacas”, sostuvo.
A esto añadió que “faltó empujar la inversión privada, atraer la inversión extranjera, llegar a acuerdos comerciales con los grandes bloques económicos del mundo, por ejemplo, haber firmado un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos como lo hicieron Colombia, Perú, Panamá, Centro América, Chile, entre otros. Ahora, después de 8 años, recién hemos comenzado a empujar el carro hacia la Unión Europea (UE).
Desde su despacho particular y en medio de textos sobre materia económica y política, el experto sostiene que “el gran problema que hoy tiene Ecuador es que cerró sus puertas a los TLC y en la actualidad, el endeudamiento con China es problemático, porque el gigante asiático, que ha sido hábil para colocar créditos, hoy está renuente en conceder préstamos al Ecuador, porque cuando lo ha hecho, lo hace previo a garantías petroleras, pero el crudo bajó su precio y nosotros tampoco hemos tenido cifras significativas en volumen de producción”, observó.
Indica que para mala suerte del Ecuador, la crisis llegó este año, pero si esta hubiese aparecido dos años después, algunos de los proyectos del régimen como las hidroeléctricas hubieran ayudado a enfrentar los problemas. “Estas no estarán listas hasta después del 2016”, recordó.
Salvataje
“Qué es lo que ha salvado al país”, se preguntó el experto al tiempo de estimar que quien mantiene estable al país es justamente el esquema de dolarización.
“Esto es lo que explica todo. Tenemos estabilidad macroeconómica en el Ecuador y si tomamos los últimos 15 años de vigencia del sistema, las exportaciones ecuatorianas crecieron de 4000 a 25000 mil millones de dólares y los depósitos bancarios que estaban por los 1500 millones, actualmente superan los 25000 mil millones de dólares”, explica.
Baja inflación
“Todos los rubros macroeconómicos señalan que hasta antes de entrar en vigencia el dólar como sistema monetario del país, la inflación bordeaba el cien por ciento, luego en el 2002 marcó un dígito y hoy anda por el 3.5%, un poco más arriba del nivel internacional, lo que igual es una cifra excelente para el comportamiento económico del país”, refirió.
Emanuel sostiene que la dolarización ayudó mucho a que se produzca en el país un resultado favorable en las finanzas públicas.
“Ecuador ha experimentado una situación fiscal manejable, pero lamentablemente, el incremento del gasto público en la esperanza de que el petróleo se iba a mantener en 100 dólares el barril, es lo que lo complica”, acotó.
Insistió en que los 8 años de vigencia del actual sistema de gobierno, no se lo pueden cambiar rápidamente, pero si se podría generar un cambio si se toma en consideración que Ecuador apenas ha logrado 600 millones de dólares de inversión externa cada año.
“Esto no es nada en comparación con los 12 y 14 mil millones de dólares que reciben Perú y Colombia cada año”, manifestó.
Eliminación
Demanda la eliminación del impuesto a la salida de divisas por espantar al inversor externo. “Tenemos un impuesto a la salida de capitales que se convierte en un obstáculo para el ingreso de capitales. Este es un impuesto que pone a pensar al empresario y lo hace mirar hacia Colombia y Perú. Este impuesto debe desaparecer y se deben acelerar los acuerdos comerciales con Europa. Esto es más o menos como el caso del fumador que quiere corregir cuando ya tiene enfisema pulmonar”, reflexionó comparando la reacción del país frente a la crisis y a la necesidad de apuntalar la economía para los próximos años.
Recordó que cuando ocupó el cargo de Ministro de Economía en el régimen de Gustavo Noboa Bejarano, propuso la ley de Responsabilidad Fiscal, la cual fue aprobada por el Congreso Nacional de ese entonces. De ahí lamentó que este cuerpo legal sea derogado por el régimen actual.
“Esta ley se aprobó con el objetivo de ponerle un ancla al gasto fiscal y crear fondos petroleros como el Feirep, cuya principal fuente de financiamiento eran los excesos del precio del petróleo sobre lo presupuestado; sin embargo, este Gobierno cuando llegó al poder lo primero que hizo fue terminar con esos fondos, que tuvieron vigencia en el gobierno de Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio. Esos fondos los tiene Chile y Noruega, pero acá los terminaron y dejaron al Ecuador sin una alcancía”, dijo.
También explicó que “Noruega tiene casi un trillón de dólares como fondos y hasta se los podría comparar con las reservas monetarias de Arabia Saudita. Chile cuenta con un fondo acumulado igual en relación al precio del cobro. Está por encima de lo presupuestado por el gobierno y no necesita de otros para enfrentar sus problemas”, anotó.
Se refirió a que el Gobierno aplicó salvaguardias a los productos de Colombia y Perú porque estos países devaluaron sus monedas. De esto se agarraron ciertos sectores para decir que la dolarización crea problemas. “Perú y Colombia no devalúan sus monedas, estas flotan o se deprecian por el mercado. No se trata de decisiones gubernamentales”, acotó.
No es solución
Estimó que pretender implementar una moneda regional no es solución a los problemas que puedan aparecer. Se debe tener en cuenta que las monedas se mueven de acuerdo al comportamiento del mercado.
“Hablamos de soberanía monetaria y mire como esta Venezuela, una moneda regional no es solución a nada, porque quien decide que moneda usar es la gente y no los gobiernos. Todos los que hablan de solidaridad bolivariana, por qué no sacan su plata y los depositan en bolívares o pesos bolivianos. La gente es inteligente y pondrá su plata en algo que no se va a depreciar en el tiempo. Puede ser un terreno, oro, esa es la esencia de la dolarización”, remarcó.
La banca esta fortalecida y prueba de ello es el crecimiento de los depósitos. El sector está sólido porque el proceso de dolarización fortificó el sistema financiero nacional. Antes los rumores que provocaban corrida de depósitos y hoy no ocurre eso.
Finalmente, insistió en que los bajos índices inflacionarios que registra el país se constituyen en el mayor logro de la dolarización en el campo social, recuperando el poder adquisitivo de la familia. Los salarios aumentaron en términos reales desde que se implementó el sistema.
Antes, según el experto, era impensable para un ecuatoriano considerar la compra de una vivienda o de un bien y en la actualidad Panamá maneja el mismo esquema desde hace 30 años. (I)