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La producción y venta del famoso jean de Pelileo disminuyen por la crisis.

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En el almacén de pantalones jean de propiedad de Nubia Llerena, ubicado en el barrio El Tambo, no hay compradores.

Luis Narváez trabaja en la confección del jean en fábrica Montana, en Pelileo.

Es algo atípico para un viernes al mediodía, ya que hasta enero se observaban clientes en esta zona del cantón Pelileo. La mujer, de 50 años, se lamenta porque la comercia­lización de ropa ha bajado desde febrero del 2021.
La propietaria camina de un lugar a otro en su pequeño almacén, El Fabricante, y cuenta sobre las pocas ventas.

En el feriado de Semana Santa apenas vendió cuatro pantalones, a USD 8 cada uno, y aún no logra reunir el dinero para pagar a los proveedores de camisas, camisetas, chompas y otras prendas que vende junto con los jeans que produce en su pequeña fábrica. Está endeudada en USD 5 000 y por la falta de ventas “creo que devolveré la mercadería”.

El taller de producción también está semiparalizado. Llerena confeccionaba 600 pantalones jean al mes, ahora apenas 100. Por la crisis se vio obligada a suspender el trabajo a cuatro de sus colaboradores. Su esposo y en ocasiones ella misma realizan las tareas que hacían sus empleados.

No cierra el negocio porque pagó por adelantado el arriendo de un año completo, que llega a USD 5 000. “Aquí nos cobran de esa forma; espero que la situación mejore, para recuperar la inversión”.

Llerena no ha podido conseguir un crédito. Hizo las gestiones en la banca pública y presentó los documentos, pero -señala- le pusieron trabas; por eso desistió de un préstamo de USD 10 000.

Un informe de la preasociación de Almacenes de El Tambo revela la crisis. Las ventas decayeron en un 85% en los últimos dos meses. Eso provocó que 80, de los 200 locales comerciales ubicados a lo largo de la avenida Confraternidad, en el ingreso a Pelileo, cerraran sus puertas definitivamente.

Byron Martínez, presidente de la preasociación de Almacenes de El Tambo, comenta que la crisis económica es grave para este sector del cantón, que genera mano de obra. Los feriados de Carnaval, Semana Santa y las ferias de fin de semana no ayudaron a mejorar las ventas. “Eso también afecta a los dueños de los talleres de confección, porque la producción decayó”.

En Pelileo se contabilizaban 600 talleres y 20 fábricas hasta antes de la pandemia.

El bajón del sector textil de Pelileo comenzó hace cinco años, pero se agravó con el paro indígena de octubre del 2019 y la pandemia por el covid-19, indica el dirigente.

Durante el confinamiento entre marzo y mayo del 2020, los locales y talleres cerraron sus puertas hasta que en junio pasado decidieron reabrirlas, pero algunos se quedaron sin capital, y eso los obligó a cerrar nuevamente.

Martínez dice que en diciembre del 2020 apenas lograron recuperarse en un 40% en las ventas, pero nuevamente decayó en febrero del 2021. “Eso ocurrió porque la prioridad de las familias en la actualidad es invertir en salud y alimentación, la compra de prendas de vestir está en un segundo plano”.

La producción de las prendas jean también se redujo. Eso incidió, de acuerdo con Martínez, en el despido de los trabajadores. Aunque no hay datos, puso como ejemplo que antes en los almacenes laboraban entre cuatro y hasta cinco personas, y ahora hay apenas una.

A pocos pasos del local de Llerena, cruzando la vía de cuatro carriles que luce vacía, está la fábrica Cisgab, de Santiago Cisneros. La microempresa fue fundada por sus padres, Hólger Cisneros y María Gavilanes, hace 29 años.
El empresario vendió 20 prendas de vestir en una semana, lo cual no le alcanza para pagar a sus obreros.

El año pasado, Cisgab Jean producía 800 pendas mensuales y daba trabajo a más de 30 personas, a través de las maquiladoras que se encargaban del armado de los pantalones.

Con el descenso de las ventas, decidió quedarse solo con tres talleres. “Las ventas son mínimas y tampoco hay ventas en los mercados de la Caraguay, en Guayaquil, en Manta y Durán, donde distribuíamos la mercadería. Nos estamos quedando con la producción”.

La misma historia vive la fábrica Montana Creaciones, de Iván Montaguano. Esta situación tan complicada no la había vivido antes, a pesar de ­estar más de 30 años en el mercado del jean.

Su padre, Julio, inició la empresa; él y sus hermanos administran este negocio. Dice que las ventas bajaron y la crisis económica les afecta.
La producción mensual de los 15 obreros llegaba a 6 000 prendas, pero ahora quedó reducida a 1 000 prendas y solo con cuatro empleados.

https://www.elcomercio.com/actualidad/pelileo-jean-textiles-tungurahua-produccion.html