La oportunidad de ver cerca a leones, elefantes y a otras especies exóticas ha convocado a las personas a lo largo de la historia a los zoológicos y acuarios del mundo. Pero, el encierro y los efectos que esto tiene en las especies, ha provocado en Ecuador la necesidad de replantear la utilidad de estos centros y redirigir su actividad hacia la conservación.
Actualmente, en el país están registrados en el Ministerio del Ambiente (MAE) 37 zoológicos que albergan a 6504 animales. Estos se encuentran en 14 provincias, pero el 46% se concentra en Napo (7), Pastaza (6) y Pichincha (4).
Estos centros, que se han caracterizado históricamente por la exhibición de animales, han ido incorporando prácticas de conservación y atención a víctimas del tráfico ilegal de especies, aunque en el caso de Ecuador dar este salto no ha resultado tan difícil por el alto número de especies traficadas, enfatiza Cristina Cely, veterinaria y directora de Sea Sheperd Conservation Society.
Solo en 2018 se retuvieron y rescataron a 3 600 animales, casi la mitad de las especies albergadas en todos los zoológicos. Un alto porcentaje de los rescatados no logran reinsertarse a la vida silvestre, por lo que los zoológicos se convierten en su hogar y, por tanto, ahí debe primar el bienestar animal, dice Cely.
En el caso del Zoológico de Quito en Guayllabamba, en donde habitan 152 animales de 88 especies, se mantiene a los animales exóticos, que heredaron del antiguo zoológico militar o fueron decomisados; se realizan programas de conservación de especies emblemáticas como el cóndor y se atiende a especies rescatadas.
A este sitio llegaron 207 animales víctimas de tráfico ilegal en 2018. Entre los animales que están expuestos al público también hay animales rescatados como Suro, un oso de anteojos que llegó cuando apenas era un bebé, luego de que su madre fuera asesinada.
También están dos leonas y un macho que fueron trasladados, desde un centro de rescate del Guayas. Para Martín Bustamante, director de este zoológico, en Ecuador no se debe disociar la conservación de la exhibición, ni satanizar a esta última, más bien cree que debiera tener un mensaje que motive a las personas a que se comprometan a cuidar a los animales.
Su argumento lo respalda con un ejemplo: en los últimos tres meses se hicieron cargo de un mono que requiere de una nodriza que lo alimente cada dos horas. “El zoológico nos brinda esa opción de generar los recursos para poder pagar lo que la gente no ve”, añade.
Este centro público se financia con el cobro de entradas y solo recibe dinero del Municipio de Quito para proyectos puntuales de infraestructura. Bustamante cuenta que el costo de atender a un animal víctima de tráfico ilegal puede representar hasta cinco veces más de lo que invierten en un ejemplar perteneciente al zoológico.
Frente al debate de si estos centros de manejo deben dejar de tener animales para su exhibición, EL COMERCIO realizó un sondeo a través de la web para conocer qué piensan los lectores. De 1 565 personas participantes, 1 023 respondieron que estos deberían centrarse en rescatar animales amenazados y víctimas del tráfico ilegal; mientras 490 creen en ambas actividades.
https://www.elcomercio.com/tendencias/20-zoologicos-volcados-rehabilitacion-victimas.html