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El chivo expiatorio que sabe demasiado

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  ¿Por qué Paúl Granda despidió a Vanesa Mejía del ECU-911? La supervisora de los operadores a cargo del monitoreo de los grilletes de vigilancia electrónica que estuvo de turno la tarde del sábado 20 de octubre, cuando Fernando Alvarado se dio a la fuga, no solo cumplió con todos los protocolos que requería la emergencia sino que venía alertando con mucha anticipación sobre el mal funcionamiento del dispositivo asignado al exsecretario de Comunicación. Todo eso está documentado. Este Diario tuvo acceso a la carpeta de información que la exfuncionaria entregó en la Asamblea Nacional luego de su comparecencia, el 13 de noviembre. Documentos que ponen en cuestión la versión oficial de los hechos y dejan a Paúl Granda en muy mal predicamento. Porque Vanesa Mejía, el chivo expiatorio del ministro, resulta ser, vaya coincidencia, la persona más calificada para desmentirlo.   Que su despido fue injustificado lo sabe cualquiera en el ECU-911. Al extremo de que Eliana Pacheco, supervisora nacional y jefa directa de Vanesa Mejía, renunció en señal de solidaridad, como relató ante la Asamblea.   Cuando Paúl Granda dijo “no tuvimos reporte de ninguna alerta del dispositivo que usaba Alvarado”, mintió. Los documentos demuestran que Mejía las reportó todas; informó sobre los desperfectos del dispositivo que portaba Alvarado; se preocupó por solucionar los problemas con el cargador y con un cable en mal estado; agendó las citas técnicas e informó sobre sus resultados; incluso advirtió, el 28 de septiembre, que las alertas falsas, inexplicablemente, se mantuvieron “antes, durante y después de la revisión técnica”. Sus informes detallan explícitamente: “alarmas de pulsera quitada no fueron solventadas”. Su seguimiento fue tan exhaustivo y puntilloso que los técnicos le llegaron a recomendar por chat: “no te estreses”.   En resumen: el dispositivo electrónico que portaba Fernando Alvarado tenía problemas y todo el mundo lo sabía. El día de la fuga, ese grillete que llegó a dar 245 alertas de pulsera quitada en 15 días y seguía haciéndolo sin control aún “durante y después” de las revisiones técnicas, no emitió ninguna cuando Alvarado se la quitó. Mejía se enteró de la fuga por un mensaje de texto del exsecretario de Comunicación y, de inmediato notificó a sus superiores y a la Policía en el ECU 911, como disponen los protocolos. Luego reportó un desperfecto que se produjo minutos después de la fuga: “18:30: se verifica en el sistema que existe un retraso de hora en todos los usuarios; no se puede cargar fichas ni realizar rastreos de usuarios; reporta Cuenca y Guayaquil el mismo evento. Problema afecta al monitoreo de usuarios”.   Según las autoridades, la prueba de que el grillete electrónico de Fernando Alvarado funcionaba correctamente y emitía señales es que lo encontraron. El razonamiento parece impecable: lo encontraron porque emitía señal. Lo que ninguna autoridad ha dicho, quizá por lo bochornoso que resulta, es que esa señal era la de un grillete en movimiento. Debió ser una sorpresa encontrarlo abandonado en una quebrada, salvo que, a esas alturas, técnicos y operadores ya no se sorprendían de nada.   “Todo se reportó”, insistió Vanesa Mejía en la Asamblea. Y todo incluye una serie interminable de fallas en el sistema, desde los problemas con la tableta electrónica de reconocimiento facial, que había que reiniciar continuamente, hasta los errores en el reporte de ubicación de los portadores, errores que llegaban a extremos inauditos. Que un usuario en el Comité del Pueblo apareciera como ubicado en el cantón Mejía ya parece un exceso. Pero hubo otro que, paseando por Ibarra (esto es verdad y consta en los informes) aparecía en China. Sea que Paúl Granda lo supiera o no, muchos en la Asamblea, especialmente Lourdes Cuesta, de CREO, piensan que hay causales suficientes para llevarlo a juicio político.   Espinel, bien vigilado; Alvarado suelto ¿Por qué Inteligencia policial no hizo un seguimiento especial de Fernando Alvarado? “Porque este Gobierno no usa así la Policía”, sostiene la ministra del Interior María Paula Romo. “No había orden judicial de vigilancia”. Interrogado al respecto por el medio digital 4 Pelagatos, el secretario presidencial Juan Sebastián Roldán repitió idénticas razones esta semana. Suena impecable: una lección de institucionalidad democrática. Lástima que después aparezcan los funcionarios del ECU 911 y, sin siquiera darse cuenta, lo desmientan en un abrir y cerrar de ojos.   Pues sí, el Gobierno sí hace esas cosas: las hizo con el exministro Iván Espinel; no las hizo con Fernando Alvarado. “En este caso -dijo Eliana Pacheco, exsupervisora nacional del sistema de vigilancia electrónica- no fue solicitada información especial de ubicaciones y rastreo por parte de la Policía de Inteligencia, como sí se hizo en el caso de Iván Espinel”. (I)       Fuente: https://www.expreso.ec/actualidad/vanesamejia-ecu911-denuncias-informe-asambleanacional-LN2492049